La UCR entre la responsabilidad y la condescendencia.
Tras la reunión convocada por Ernesto Sanz a la cúpula del centenario partido para analizar los resultados electorales del pasado domingo, dos cosas quedaron claras: la importancia del rol de la UCR para llegar al ballotage y la recuperación de un partido que muchos daban por muerto.
Los resultados arrojados en las elecciones en la Provincia de Buenos Aires, dejaron un saldo favorable a la UCR que logró 41 intendencias de las 64 conseguidas por el frente cambiemos. Además, debemos agregarle que tres de las cinco provincias serán gobernadas por dirigentes de la UCR, más 446 municipios en todo el país de los cuales nueve son capitales provinciales.
Este poder de fuego, envalentonó a la conducción radical a mostrarse ante los medios como un partido en condiciones de exigir más de lo que el candidato a Presidente Mauricio Macri le ofreció a este partido. Lo cierto es que un Ministerio de Justicia para Ernesto Sanz y una posible jefatura de Gabinete para Oscar Aguad, no parecen ser negocio para el partido de Alfonsín.
Sin embargo, este análisis pragmático pareció ser dejado de lado en la conmemoración de 32º Aniversario de la Elección que llevó a Raúl Ricardo Alfonsín a la Presidencia de la República. Cierto halo de conciencia ideológica pareció haber despertado en la militancia radical que hasta ahora analizaba esta elección dentro de la dicotomía Kirchnerismo – Anti Kirchnerismo, y apareció un cierto interés y cuestionamiento cada vez mayor sobre las propuestas que el candidato de Cambiemos ofrece como alternativa a los argentinos.
Si bien es cierto que las consecuencias del intento de la creación del 3º Movimiento Histórico son visibles y hacen que el radicalismo oscile entre el progresismo, la moderación y el conservadurismo, también lo es que ciertas fechas parecen calar hondo en el sentimiento ideológico de los militantes radicales, o por lo menos de algunos.
Cuando la UCR analiza el equipo económico de cambiemos, monopolizado por la Fundación Pensar y algunos agregados como Daniel Marx, Miguel Ángel Broda, Carlos Melconian, Miguel Kiguel, Federico Sturzenegger y otros, deja abierta la preocupación por la visión económica que predomina en el frente y se teme por las medidas que puedan aplicar a futuro.
El cambio de estrategia de Macri de esconderlos y sacar a la cancha a Alfonso Prat Gay y a Rogelio Frigerio, parece haber funcionado de cara a las elecciones para atenuar la preocupación de cierto electorado, pero lo cierto es que a partir del domingo, las preocupaciones y replanteos, se abren nuevamente.
Este contexto, abre un nuevo panorama de reivindicaciones que debe ser retomado por las boinas blancas. Aquel partido que nació para darle protección a los desposeídos, no debe olvidarse que la lucha no solo es por la recuperación de las Instituciones Republicanas, la credibilidad estadística y la honestidad en los cargos de la Administración Pública, sino también la de defender los derechos sociales de las clases trabajadoras, su poder adquisitivo, su acceso al consumo interno, a la vivienda propia, a la educación y a la igualdad; claro está que las instituciones modifican a largo plazo la realidad de los individuos, pero al corto plazo no le dan de comer a la gente, ni generan empleo.
Por estos motivos, la UCR se encuentra ante un desafío histórico que se concentra no solo en la posibilidad de llegar mejor posicionados a la repartija del poder, sino tambien, para limitar las políticas extremadamente liberales propuestas por Mauricio Macri.
Si hasta ahora, ese desafío se invisibilizó en la conducción partidaria, pues entonces quedan aproximadamente 20 días para que la UCR oscile entre la responsabilidad y la condescendencia.