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ANSES en el centro de las políticas distributivas nacionales


Cuando hablamos de la Administración Nacional de Seguridad Social desde su creación hasta nuestros días, atravesamos sin medias tintas por curvas descendentes que representaron el achicamiento del estado en la década del 90, hasta curvas ascendentes que procuraron sobrepoblar de militancia los edificios públicos, no sólo sin la correspondiente incorporación de materiales de trabajo y tecnología suficiente para afrontar el desafío de mantener activas a las personas nombradas, sino también sin una función estratégica que superara el objetivo a corto plazo de empezar a organizar la resistencia política al nuevo gobierno. Es que bajo la gestión de Diego Bossio, la tercerización laboral en CABA y Provincia de Buenos Aires que triangulaba con Universidades bajo Rectorados Kirchneristas, sumaron becarios y monotributistas adherentes al FPV para cumplir funciones que debían recaer bajo el estricto control presupuestario y el respaldo jurídico de esta administración. Esto, evitó la posibilidad de responder los reclamos realizados por ciudadanos que no sabían ni quién les había receptado el trámite, ni en qué unidad de atención se encontraban sus papeles.


Esta realidad, no es una novedad ni para sindicalistas que se dedicaron a resistir durante una década de desgaste permanente a los trabajadores, ni para los aduladores de siempre que en busca de beneficios para pocos, se quedaron callados cubriendo movimientos funcionales a al gobierno, en vez de proteger los derechos de los trabajadores.


Ya no es raro ver a algún sindicato que durante doce años mantuvo un inclaudicable silencio, desempolvar las asambleas que habían dejado de hacer cuando decidieron sumarse al proyecto nacional y popular mientras otros sindicatos reclamaban la suba del mínimo no imponible y la mejora en las condiciones de trabajo.


Pero esta realidad no quita reconocer el avance de las políticas previsionales del gobierno de Cristina Fernández, ya que las moratorias procuraron beneficiar a mas de 2.000.000 de nuevos jubilados, el alcance de Progresar para los estudiantes secundarios y universitarios y otros beneficios como la asignación universal por hijo, que aunque no era universal, significó un acierto importante para la inclusión de sectores que se habían visto postergados durante muchos años.


Sin embargo, el cambio de gobierno trajo a Emilio Basavilbaso al frente de Anses como el hombre fuerte para implementar las políticas del gobierno en materia previsional.


El nuevo Director Ejecutivo, viene anunciando una serie de medidas que lejos de acercarse al achicamiento del estado tantas veces mencionado durante la campaña por sectores opositores, pretende mantener a esta institución en el centro de la escena de las políticas distributivas del nuevo gobierno, pero esta vez, con una característica que pretende demostrar la limitación del despilfarro y la conveniencia, buscando diferenciar concretamente los sectores que realmente necesitan el alcance del Estado de quienes no. Es harto conocido para quienes trabajan en esta institución, el acceso de señoras coquetas con campos y propiedades a jubilaciones por moratoria o sectores de clase media alta a créditos de PROCREAR disminuyendo las posibilidades de quienes menos tienen.


En este sentido, el relanzamiento de PROCREAR es un ejemplo de corrección de un error que se mantuvo latente durante los últimos años. Para Emilio Basavilbaso, generar el alcance de 100.000 créditos por año es un desafío que tiende disminuir el déficit habitacional que no pudo corregirse durante años de crecimiento económico que vivió la República Argentina. Sin embargo, el acceso al crédito para edificar durante el anterior gobierno, no distinguía las tasas de intereses según los ingresos. Esta falta de diferenciación, procuró la perdida de oportunidades de acceder a la vivienda de sectores medios y bajos que mantenían como única opción salir sorteados en PROCREAR, para terminar viendo como sectores de altos ingresos eran los que terminaban accediendo al crédito y construyendo costosas casas en conocidos Country de distintos puntos del país.


En este sentido, el anuncio de retirar los subsidios a tasas de intereses adquiridas por los sectores medios altos, es una medida de estricta justicia equitativa que pondrá a la banca privada en condiciones de cubrir ese segmento de la oferta, ampliando las posibilidades de los sectores medios y bajos.


Pero hay otro tema de igual importancia y con poca visibilidad pública. A pocos meses de finalizar el Gobierno, Cristina envió al Congreso una ley que limitaba la modificación de las acciones adquiridas por ANSES, sin antes pasar por el congreso. Si bien es extraño que una medida con estas características sea sancionada poco antes de terminar su mandato, el nuevo Director Ejecutivo decidió redoblar la apuesta, no solo con el objetivo de custodiar un Fondo de Garantía y Sustentabilidad que se había convertido en una caja para financiar favores a gobiernos amigos, sino también la de nombrar directores en las empresas donde se poseen acciones que funcionen de manera integral, cuidando los fondos jubilatorios y asegurando la participación del estado en las decisiones de mercado.


Desde que Basavilbaso asumió sus funciones en ANSES, a las medias mencionadas debemos agregar el pago de más de 50.000 sentencias judiciales adeudadas durante el 2016 y una posible modificación en la política jurídica de la Administración Nacional de Seguridad Social que apunte a corregir el atraso en el pago de sentencias según el alcance presupuestario nacional. Si a estas medidas de gobierno, le sumamos la ampliación del pago de la asignación familiar por hijo a aquellos monotributistas que habían quedado fuera de la medida durante el Kirchnerismo perjudicando a 1.200.000 jóvenes, hijos de padres trabajadores, las predicciones del FPV y quienes hablaban de derecha ajustadora, quedaron un poco fuera de lugar en una semana donde los astros no se acercaron ni un poco a las catástrofes que evidenciaron.


Pareciera ser que esta vez las comparaciones carecerían de validez para el arco político opositor. Este ANSES en nada se parece al de los Kirchner y mucho menos al de Carlos Menem.



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