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La lucha del pueblo de Malvinas Argentinas contra Monsanto


Agencia de Noticias Redacción

“Toda teoría es gris, querido amigo, más verde es el áureo árbol de la Vida”, escribió Goethe, en el tan lejano y tan cercano siglo XIX.


Esta expresión destila un sentido que remarca la necesidad de estar atentos, de no recostarse en las teorías, de estar “de pie”, en tensión creativa ante los acontecimientos, de predisposición a la interpretación de los nuevos fenómenos sociales, imprevistos, que “rompen los esquemas”, que pintan con nuevos y revitalizados colores al áureo árbol de la Vida.


Sin duda que esta interpretación puede no ser la más ajustada en términos literarios, pero creemos que sí lo es en términos políticos. Resulta una clara perspectiva para intentar comprender lo que ocurre en Malvinas Argentinas, Córdoba, desde hace un tiempo ya, en la lucha contra la instalación de Monsanto. También, para que no sujetemos nuestra praxis a esquemas que, por su propia naturaleza intelectual, tienden al conservadurismo y a la consiguiente incomprensión.


Y es precisamente la conciencia de la contradicción -entre la realidad y los esquemas con los que la analizamos- la que abre las posibilidades de plantear las líneas de acción política más acertadas posibles. Estando siempre atentos a “lo nuevo”, lo distintivo y particular de cada situación, y su interacción con el marco de elementos históricos que las rodean y condicionan.


La pelea de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida (AMLV) contra la instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas tuvo su inicio hace casi cuatro años, allá por Julio de 2012. Ha reunido vecinos, organizaciones, ha desarrollado una intensa actividad militante, ha levantado y sostenido una consigna amplia como “Consulta Popular”, ha trabajado en un marco de unidad sin precedentes, coordinando con técnicos idóneos que le brindaron su conocimiento, reuniendo a distintas organizaciones (partidos de izquierda, centrales sindicales, órdenes religiosas, figuras del ámbito político, académico, artístico, etc.). Ha ido transitando cada escalón de la institucionalidad del estado y también la de la calle. Ha puesto contra las cuerdas a la Justicia, a la Legislatura y hasta al mismísimo Ejecutivo provincial. Ha logrado un enorme respaldo popular que hizo posible la concreción de un plan de lucha inédito, cada vez más profundo, que desembocó en el Bloqueo Permanente a los portones de la planta y la paralización de la construcción, avalada oportunamente por una acción de amparo sobre la que la Justicia se expidió cuando la paralización estaba consumada. Esta medida, conocida en las zonas cordilleranas en la pelea contra la megaminería, tuvo en Malvinas una expresión particularmente desarrollada, a la altura de las necesidades prácticas de la lucha. La AMLV vivió una experiencia que templó a cada uno de sus integrantes y los fogueó en el duro arte de construir unidad política, por más compleja que ésta fuera o tuviera que ser.


Por si todo esto fuera poco, ha coronado la primera etapa de su lucha con una experiencia electoral que hizo temblar los cimientos de la cultura política del interior de la provincia, casi arrebatándole la intendencia a la UCR, después de haberla ganado ésta por casi el 85 % de los votos cuatro años atrás.


El elemento distintivo de todo este proceso, por sobre todas las cosas, ha sido la enorme amplitud política de la AMLV, que, consciente de la magnitud del enemigo al que enfrentaba, no dudó en recibir y albergar a toda persona y organización que tuviera intenciones honestas de participar del conflicto. Fue ese elemento, combinado con un marco generalizado de crisis institucional y política, el que más ha caracterizado lo que ya es, a todas luces, un conflicto de nuevo tipo. Para los que participamos en él, resulta una enorme lección de lo que mencionamos al inicio. Los esquemas sirven hasta que la realidad los revienta, y los reinventa también.


Un punto importante para nosotros es la enorme importancia que representa el salto político, el rápido desarrollo en la conciencia de la AMLV para transitar con coherencia el camino que unifica las diferentes formas de la lucha popular. De la asamblea a la marcha, de la marcha al piquete, a los tribunales y a las elecciones. Sin prejuicios ni sectarismos, se va por más.


Como decíamos hace algunos años, la AMLV vuelve a dar muestra de una enorme capacidad de romper con algunos moldes en los que se la pretendió encasillar, siendo una expresión de un nuevo tipo de organización popular que no rechaza ninguna disputa, que comprende la importancia de la acción integral en la pelea por la transformación. Una organización popular de la nueva etapa de la lucha de clases.


Una nueva etapa que está caracterizada por la abierta incapacidad de los gobiernos para dar respuesta a los conflictos que se producen a partir de la descarada ambición de las empresas saqueadoras y contaminantes. Los pueblos se organizan para peticionar a sus autoridades y, rápidamente, llegan a la conclusión de que nada pueden esperar de los gobiernos, que muestran pudorosamente sus enormes vínculos con las multinacionales, y su nula intención de responder francamente a las inquietudes del pueblo. Más bien todo lo contrario. Son los gobiernos los que organizan la sistemática violación de las leyes vigentes en favor de los intereses de las grandes empresas. Y son los pueblos organizados los que toman en sus manos la tarea de desbaratar las tácticas oficiales, amalgamadas con altísimas dosis de cinismo y abuso de autoridad.


Ante estas erupciones de conciencia popular la única respuesta es la represión en todas sus formas. Justamente, la incapacidad de dar respuesta por parte de los gobiernos se basa en el nulo margen de maniobra que les deja su nivel de sumisión a las órdenes de las multinacionales. Por eso echan mano a la única alternativa que les queda: la calumnia, la persecución, la amenaza y la criminalización de la protesta.


Hemos sido bautizados como “profetas del atraso”, como “ambientalistas pastoriles”, hasta nos han llamado “extremistas”, en el afán por esmerilar el apoyo popular que sostiene a la lucha de la AMLV. Sin embargo, las toneladas de falacias con que pretendieron sepultarnos no han hecho más que fortalecernos. Fortalecernos y, simultáneamente, cubrir de vergüenza a los gobiernos que, presionados por el conflicto, se vieron obligados a entregar a algunos de sus funcionarios al más duro escarnio público. Sus acusaciones nada tenían que ver con nuestros cuestionamientos. La Justicia nos dio la razón cuando acusamos a la provincia y al municipio de violar las normativas a favor de Monsanto. Ese punto no ha sido respondido. Y así estamos desde hace más de dos años. La construcción de la planta sigue paralizada por la acción de amparo llevada adelante por los “extremistas”, por los “pastoriles”.


¿Por qué, entonces, fue posible todo esto?, ¿cómo permitió el gobierno que los hechos ocurrieran de la forma en la que lo hicieron?


Comete un error quién crea que los gobiernos, en general, llevan adelante sus políticas apoyados en la voluntad popular de la que se ungen mediante las elecciones. Un gobierno nacional que había obtenido el 54% de los votos, otro provincial con el 43% y el municipal con casi el 85%, todos de diferente signo político pero alineados en la política de estímulo a la agroindustria, no pudieron imponerse a la organización popular. ¿Será que los partidos tradicionales no pueden hablarle francamente al pueblo del que requieren su voto?, ¿será que la democracia directa de las comunidades organizadas tiene una legitimidad infinitamente superior a la democracia representativa que nos rige como república democrática?, ¿será que estamos llamados a reventar todas las trabas que asfixian la libre expresión de la verdadera voluntad popular mediante la dádiva, el clientelismo, la eternización de situaciones de inusitada violencia institucional y postración ante las potencias imperialistas?


El pueblo de Malvinas Argentinas dejó bien claro el camino a seguir por las comunidades que se levantan contra la injusticia. Dejó bien claro que la “resistencia” es el primer paso. Imprescindible, pero limitado. A la resistencia debe unírsele la voluntad de transformación, la conciencia de que no van a existir cambios fundamentales si no trascendemos la resistencia y entablamos la pelea por los espacios donde se toman las decisiones. Las lecciones aprendidas son muchas y muy valiosas. Los avances y retrocesos, las alegrías y las amarguras, los festejos y las angustias fueron tapizando una marcha que ya es imparable.


También, las conductas más luminosas y las bajezas más miserables se han expresado, tan intensamente como profundo resultó el conflicto. Todo lo que de humanos tenemos se ha puesto y se sigue poniendo en juego en esta lucha. ¿Acaso es necesario aclarar de qué bando de esta contienda han brotado las luces y las bajezas?, ¿cuál bando esfuerza su mirada sobre el horizonte de la humanidad y cuál se empecina en mantenernos sumergidos en la dependencia y la desazón?


La enorme lección que debemos aprender de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida es que no hay enemigo capaz de derrotar la voluntad popular de vivir plenamente, humanamente, de ser los artífices del propio destino. No cabe más que un ilustrísimo lugar en la Nueva Historia para estos valientes, Historia que todos estamos llamados a construir.



*Miembro permanente de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y dirigente del MST Nueva Izquierda.

*Foto extraida de la Agencia de Noticias Redacción (http://anred.org/spip.php?article5622) .

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